Para elaborar un modelo que cuestiona los elementos que causan una reacción a la escucha de algún tipo de música, es necesario pensar en lo que ocurre al recibir ondas que transportan información musical a nuestro cerebro (figura 1). Subsecuente mente esta información es decodificada y reaccionamos discerniendo sobre su contenido. En cierta forma este proceso ilustra la comunicación entre intérprete(s) y escucha en una relación uno a uno entre la pieza musical y el oyente. La información musical consta de dos categorías o dominios de factores: uno intuitivo y que tiene que ver con las costumbres y el ambiente cultural del escucha y otro mas relacionado a lo racional y a lo normativo en un teoría musical.
Estas dos categorías se pueden abstraer crudamente como una experiencia netamente patológica en la que se relaciona al sonido tanto en forma fisiológica como psicológica. En lo fisiológico es similar al tacto cuando percibimos roses en nuestra piel decidiendo si es un golpe o una caricia (esta comparación con el sentido del tacto invita a pensar que el proceso de una experiencia musical también es un estímulo que genera algo de lo erótico). Por esto no está fuera de limites afirmaciones como: ``la música nos hace vibrar hasta la piel'' por ejemplo. Claro que también es discutible esta afirmación y objeto de un estudio mas seria para saber si el sonido afecta el sentido del tacto.
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